Los años no vienen solos: traen consigo la necesidad de mirar tanto hacia adelante como hacia atrás. La esperanza y los propósitos y proyectos hacen mirar hacia adelante, la experiencia, la sabiduría y la madurez hacen mirar hacia atrás. El saludable equilibrio entre estas cosas hacen que a los 65 años sea mucho lo que ya se ha hecho y mucho aún lo que se puede decir.
No sabemos si serán pensamientos de esta naturaleza los que abordan a Ian Anderson en esta etapa de su vida, pero lo que se desprende objetivamente de los últimos movimientos que ha realizado, es que se evidencia una necesidad simultánea de novedad y de retrospectiva.
Novedad: estar creando desprendido de la agrupación que lideró y a la vez lo cobijó durante décadas, Jethro Tull; echar una mirada renovada sobre lo creado hace 40 años, a partir de creaciones presentes; abrir una etapa presente de reflexión a Anderson sobre toda su creación. Retrospectiva: desarrollar una trilogía que tiene como origen lo creado 40 años atrás; la profundización histórica a través de la temática metahistórica [un personaje de hace 40 años reinterpreta un texto de hace más de un siglo que refiere la historia británica desde los orígenes neolíticos a través de los delirios de su autor que ha vivido esas vidas anteriores]; el autor de estos textos es el personaje de los dos componentes anteriores de la trilogía; Anderson llevó TAAB I y II por el mundo durante estos dos años anteriores y este año llevará Homo Erraticus y The Best Of Tull.
Al ser estos personajes alter egos de Anderson, remite a su propia historia e, inevitablemente a la de Jethro Tull.
Por todo esto entendemos que, sea un gran álbum o no lo sea, Homo Erraticus se inserta en una etapa crucial de Anderson - Tull, en un momento clave para ver hacia dónde irá su creación.
PERO. Una vez más viene a auxiliarnos esta conjunción adversativa: decimos, pero además de todo, Homo Erraticus es una obra muy interesante, más allá del entorno de su creación, más allá de la historia que cuenta. Musicalmente es muy interesante. Es más, implica un buen repaso de la trayectoria de Anderson tanto solista como en Jethro Tull. Y aquí me detengo a señalar un detalle importante: hace poco Anderson decía que sin Barre no era Jethro Tull. Y esto demuestra cómo, con los años, Jethro Tull se volvió una entidad que trasciende al propio Anderson, a pesar de que todos sepamos que Anderson es Jethro Tull. Pero el propio Anderson parece ser consciente de que su creación lo trascenderá y que en el presente lo influye a sí mismo para su performance solista.
Así resulta difícil disoscicar ambas dimensiones, la tulliana y la andersoniana y la una se manifiesta en la otra, aunque sí podamos discernir cuándo se trata de una cuándo de otra. Algo de esto ocurre en Homo Erraticus, en el cual Anderson se cita a sí mismo, pero queda bastante claro cuándo cita a Anderson solista y cuándo al líder de Jethro Tull.
De este modo, el viaje que realiza por la historia británica, implica también un viaje por la historia de Jethro Tull y de propio Anderson, musicalmente hablando. Se dirá que esto ya regía para TAAB 2, y es cierto, pero como fin de la trilogía, Homo Erraticus parece plantear una derivación final tanto para la primera parte [paradigma de Jethro Tull] como para la segunda [Anderson citando a Jethro Tull] y ello configura un cierre muy adecuado.
Quien piense este Homo Erraticus en términos de simplicidad, podrá ver en este álbum algo parecido a lo que se venía oyendo de Anderson. Pero quien lo escuche con oídos de complejidad, podrá encontrar allí el entresijo que significa interactuar tres obras con 40 años de distancia, un alter ego que sobrevive a disímiles destinos, otros alter egos que abordan toda la temática desde diversos ángulos y un Ian Anderson que juega, juega y se divierte con un universo creado y mantenido en casi medio siglo y nos invita a internarnos en el laberinto que este universo ha trazado.
Musicalmente, Homo Erraticus está pleno de sonidos esperados y sonidos nuevos, de frases nuevas y de citas, de relato de la historia y de qué ocurrió después de la historia narrada. El panorama que presenta Homo Erraticus es, no obstante, más amplio que los que presentaban TAAB y TAAB 2. Si TAAB era Jethro Tull a comienzos de los '70 y TAAB 2 era Ian Anderson en los '10, este Homo Erraticus navega por las eras y recupera diversos momentos de Jethro Tull y Anderson en ese intervalo de 40 años. Así podemos ver las alusiones a momentos tan diversos como los que dieron origen a Aqualung y Thick As A Brick, como a War Child, como a Crest Of A Knave y Broadsword And The Beast o Roots To Branches y J-Tull Dot Com y a los discos solistas de Anderson de Divinities a Rupi's Dance. En este sentido, Homo Erraticus es tan nuevo como retrospectivo y, en definitiva, síntesis de toda la trayectoria anderson - tulliana.
¿Nos gustó Homo Erraticus? Definitivamente sí. Es más, nos pareció superior a TAAB2 y acercándose sustancialmente a TAAB. Ya es para nosotros candidato a estar entre los mejores estrenos de 2014.
Quizás pueda parecer un atrevimiento decir esto, pero este álbum da la sensación de que Anderson ha alcanzado una segunda madurez, una revisión más profunda de su propia obra y la trascendencia a lo contingente del mundo del Rock.
¿Es esta la obra maestra de Anderson? Difícilmente lo sea, porque trascender al Anderson de siempre es muy dudosamente posible. Pero sí es una magnífica síntesis que redondea, hasta aquí, una fructífera carrera. Y un agregado que no es menor: esta es una obra que no agrede la voz de Anderson y la pone en un lugar de mejor desempeño que lo que venía ocurriendo en los últimos tiempos. Como dijimos al principio, los años no viene solos, pero, como demuestra este álbum, hay formas para que vengan más dignamente acompañados que otras, y esta es una de ellas.
ABBEY ROAD DICE:
4.8 / 5 YELLOW SUBMARINES
Nos encontramos pronto
Así resulta difícil disoscicar ambas dimensiones, la tulliana y la andersoniana y la una se manifiesta en la otra, aunque sí podamos discernir cuándo se trata de una cuándo de otra. Algo de esto ocurre en Homo Erraticus, en el cual Anderson se cita a sí mismo, pero queda bastante claro cuándo cita a Anderson solista y cuándo al líder de Jethro Tull.
De este modo, el viaje que realiza por la historia británica, implica también un viaje por la historia de Jethro Tull y de propio Anderson, musicalmente hablando. Se dirá que esto ya regía para TAAB 2, y es cierto, pero como fin de la trilogía, Homo Erraticus parece plantear una derivación final tanto para la primera parte [paradigma de Jethro Tull] como para la segunda [Anderson citando a Jethro Tull] y ello configura un cierre muy adecuado.
Hay mucho por debajo de lo visible en este Homo Erraticus |
Quien piense este Homo Erraticus en términos de simplicidad, podrá ver en este álbum algo parecido a lo que se venía oyendo de Anderson. Pero quien lo escuche con oídos de complejidad, podrá encontrar allí el entresijo que significa interactuar tres obras con 40 años de distancia, un alter ego que sobrevive a disímiles destinos, otros alter egos que abordan toda la temática desde diversos ángulos y un Ian Anderson que juega, juega y se divierte con un universo creado y mantenido en casi medio siglo y nos invita a internarnos en el laberinto que este universo ha trazado.
Musicalmente, Homo Erraticus está pleno de sonidos esperados y sonidos nuevos, de frases nuevas y de citas, de relato de la historia y de qué ocurrió después de la historia narrada. El panorama que presenta Homo Erraticus es, no obstante, más amplio que los que presentaban TAAB y TAAB 2. Si TAAB era Jethro Tull a comienzos de los '70 y TAAB 2 era Ian Anderson en los '10, este Homo Erraticus navega por las eras y recupera diversos momentos de Jethro Tull y Anderson en ese intervalo de 40 años. Así podemos ver las alusiones a momentos tan diversos como los que dieron origen a Aqualung y Thick As A Brick, como a War Child, como a Crest Of A Knave y Broadsword And The Beast o Roots To Branches y J-Tull Dot Com y a los discos solistas de Anderson de Divinities a Rupi's Dance. En este sentido, Homo Erraticus es tan nuevo como retrospectivo y, en definitiva, síntesis de toda la trayectoria anderson - tulliana.
Hammond, Goodier, O'Donnell, Anderson, Ophale y O'Hara, la banda para Homo Erraticus |
¿Nos gustó Homo Erraticus? Definitivamente sí. Es más, nos pareció superior a TAAB2 y acercándose sustancialmente a TAAB. Ya es para nosotros candidato a estar entre los mejores estrenos de 2014.
Quizás pueda parecer un atrevimiento decir esto, pero este álbum da la sensación de que Anderson ha alcanzado una segunda madurez, una revisión más profunda de su propia obra y la trascendencia a lo contingente del mundo del Rock.
¿Es esta la obra maestra de Anderson? Difícilmente lo sea, porque trascender al Anderson de siempre es muy dudosamente posible. Pero sí es una magnífica síntesis que redondea, hasta aquí, una fructífera carrera. Y un agregado que no es menor: esta es una obra que no agrede la voz de Anderson y la pone en un lugar de mejor desempeño que lo que venía ocurriendo en los últimos tiempos. Como dijimos al principio, los años no viene solos, pero, como demuestra este álbum, hay formas para que vengan más dignamente acompañados que otras, y esta es una de ellas.
ABBEY ROAD DICE:
4.8 / 5 YELLOW SUBMARINES
Nos encontramos pronto
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