Les traemos una interesante entrevista realizada a Carl Palmer en el periódico argentino Página 12. Está realmente interesante y va ambientando lo que será la presentación de este músico legendario en el Río de la Plata.
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Jueves, 4 de abril de 2013
MUSICA › CARL PALMER, PASADO Y PRESENTE DE UN NOMBRE LEGENDARIO DETRAS DE LOS PARCHES
“Busco reintroducir esta música en el futuro”
“Son lindos los halagos, pero yo soy mi mejor juez”, dice el músico, que actúa con su trío este sábado en el ND Ateneo.
“Vamos a tocar unas dos horas, mucha música de ELP, cosas de Tarkus, algo de Pictures of an Exhibition...” |
Hacia
1977, Carl Palmer asistió a un cambio de paradigma. El éxito de The Sex
Pistols ratificaba el ascenso del punk rock como una expresión fresca a
la que las nuevas generaciones se podían aferrar. Al mismo tiempo, los
icónicos y prodigiosos Emerson, Lake & Palmer llevaban al paroxismo
los axiomas del rock sinfónico progresivo, al tocar para 78 mil personas
en Montreal acompañados de una orquesta, más la publicación de Works
Vol. I, álbum doble donde cada músico terminó teniendo su propia parte
ante la incapacidad de conciliar egos. Hoy, y desde hace más de una
década, uno de los bateristas más virtuosos y vanguardistas de la
historia del rock pretende revitalizar el legado de aquella banda que,
con discos que marcaron una época, como Tarkus o Brain Salad Surgery,
fue símbolo de un estado de las cosas en la cultura rock, cuando la
destreza y el afán de progreso artístico ejercían de principios basales a
la hora de llamar a las musas.
“El rock progresivo es una forma de arte en extinción”, le concede
el baterista a Página/12, como anticipo de sus presentaciones de mañana
en el Teatro Plaza de Mendoza y el sábado en el ND Ateneo. “La música
nunca vuelve. El nuestro fue un estilo muy popular en los ’70 y los
primeros ’80, pero no lo es más. Grupos como Porcupine Tree intentan
darle ese lugar de nuevo, son exitosas, pero jamás tuvieron la
repercusión de Emerson, Lake & Palmer, ni hablar de Pink Floyd. Así y
todo, hay gente muy valiosa, el estilo es increíblemente maleable y
hasta aparecieron músicos mejores que los viejos, más preparados, más
técnicos. Surgieron nuevos estilos y formas de tocar, aunque sigo
creyendo en el rock progresivo como una forma verdadera de arte que
perdura, la música más linda para hacer”.
Las presentaciones de Palmer, que tomó el golpe de mano izquierda de
su amigo personal Buddy Rich –“Lo conocí a los 15 años, por él estoy en
la música”, confiesa–, se enmarcan en una gira mundial donde pretende,
al mando de un trío, destacar el legado musical de ELP para las
generaciones posteriores, además de celebrar el lanzamiento del DVD
Decade, registro de una gira realizada el año pasado, y el lanzamiento
de una colección de Bellas Artes que lleva su firma, creada a partir de
movimientos capturados desde su batería. “Vamos a tocar unas dos horas,
mucha música de ELP, cosas de Tarkus, Fanfare for the Common Man, algo
de Pictures of an Exhibition, de Mussorgsky, clásicos adaptados como
Carmina Burana. La formación es la de un trío instrumental de heavy
metal, con guitarra y bajo de seis cuerdas, que interpreta el legado de
ELP”, explica el baterista, que también conforma, aún hoy, el supergrupo
Asia.
–Con excepción de Asia, siempre formó tríos. ¿Así se siente más cómodo?
–Para mí es la mejor forma de tocar. Disfruté mucho de los años con ELP y Atomic Rooster, una de mis primeras bandas.
–¿Y cuál es la intención de ejecutar ese repertorio de modo instrumental?
–Hace unos años cerró la puerta para una nueva reunión de ELP, ¿qué conclusión sacó de aquella última gira? –El 25 de julio de 2010, en Londres, di mi último concierto con ELP. El show fue lindo, nos despedimos en Inglaterra, tuvimos una carrera genial, pero fue demasiado: me di cuenta de que no funciona más como grupo. Y no tiene sentido girar sólo para hacer plata.
–Hablaba de la popularidad del rock progresivo, ¿por qué cree que en esa época perdió terreno frente al punk rock? –Porque el punk es la expresión del hombre común, que lo entiende porque es accesible... o porque no hay nada que entender. Tiene buenas melodías, una actitud, un estilo propio y hasta un momento en el tiempo que le pertenece. Muchas veces el gusto se maneja por modas, y en el medio hay quienes aprovechan para mostrar el talento que tienen: escuché cosas muy buenas como The Clash. London Calling es un gran álbum. Después al punk lo desplazó el pop, que también es accesible, lo que no es malo en sí mismo, sólo que no es música que vaya a durar para siempre, no es como tocar Mussorgsky. Hay muy buenos compositores y canciones en el punk, fue un gran movimiento y un momento importante para la Humanidad, por más que sea todo lo contrario de lo que yo hago.
–Volviendo a los ’70, los fanáticos solían discutir sobre si el mejor baterista era usted o Bill Bruford. ¿En algún momento se hizo eco de esas disputas? –Nunca sentí esa presión entre Bruford y yo, de hecho jamás lo consideré un desafío para mí. Siempre quise ser el mejor baterista que pude, nunca creí eso de que soy el mejor del mundo o el “baterista de bateristas”, como decían. Sé cuán bueno soy, sé cuándo toco bien y cuándo mal, no necesito que me lo digan. La única forma de mejorar en la música es ser completamente objetivo, porque a veces la gente dice cosas sólo para ser agradable. Son lindos los halagos, están bien para las publicidades, pero yo soy mi mejor juez.
Hasta pronto
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