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martes, 9 de abril de 2013

ELECTRIZANTE: PALMER EN LA ESCENA MONTEVIDEANA

Tiene 63 años y conserva la energía de hace 40. Casi dos horas de espectáculo con un pequeño receso para cada músico. Tiene 63 años y toca junto a músicos de 30 y les marca el ritmo. Con grandes dotes para comunicarse con el público, sin necesidad de decir muchas palabras, se expresó en un apreciable español y en su nativo inglés, pero también con una gestualidad por demás elocuente. Mirando al público con guiños cómplices, desarrolló infinidad de sus destrezas con los palillos y fue exponiendo, una a una, las joyas de la música que tocara hace 40 años con sus amigos Emerson y Lake. 


El escenario esperaba a los músicos

Del otro lado, una audiencia que, al contrario de lo esperable, no estaba compuesta solamente por sesentones y cincuentones como uno, sino que la gama de las edades seguía bajando hasta adolescentes y jóvenes de veintitantos, que disfrutaron como si hubieran vivido la música original, ya sea de The Nice, como de ELP o del Prog en general. Con el aforo completo de cerca de 800 personas, La Trastienda desbordaba de gente y de expectativa por un show muy esperado y nada frecuente en nuestro país.

Y el espectáculo comenzó. Nada de la parafernalia de los '70, tan solo un escenario relativamente pequeño, tras músicos sencillamente ataviados, como si vinieran desde la calle y hubieran entrado a ver qué pasaba y allí se quedaron a tocar.

Eso sí, un despliegue energético constante desde el inicio [From The Beginning].


La energía de un grande

Como en las viejas épocas, Peter Gunn fue el tema de apertura. Este cover del tema principal de la serie policial homónima que emitía la NBC en los '60 - '70, fue compuesto por Henry Mancini. Ya creó clima y tensó a todos para el tema siguiente: Karn Evil 9, 1st. Impression, Pt. 2, que arrancó con una voz en off que decía: Welcome Back My Friends To The Show That Never Ends, Ladies And Gentlemen, The Carl Palmer Band! y se desató la música y la potencia, aunadas a los fraseos alternados de guitarra y bajo con distorsiones varias. Palmer presentó algunos de los temas, saliendo de detrás de los tambores y platillos para acercarse a un micrófono al borde del escenario y comenzar a interactuar con el público, anunciando el tema siguiente.

Así arrancaron con Heodown, del ballet Rodeo, de Aaron Copland y simultáneamente comenzaron las proyecciones en la pantalla del fondo, en este caso escenas del oeste, de viejos westerns.


Amigo de tambores y platillos durante casi medio siglo

Continuaron con Knife Edge, versión de ELP sobre la Sinfonietta de Leos Janacek, músico checo del siglo XX. Y siguieron con América, de la obra teatral musical West Side Story, música de Leonard Bernstein y uno de los temas más arraigados en la música contemporánea estadounidense. Allí aclaró que se trataba de un tema que ELP hizo alguna vez, pero que provenía del repertorio de The Nice, la banda anterior de Keith Emerson.

Prosiguió The Barbarian, proveniente del primer disco de ELP, basado en el Allegro Barbaro de Bela Bartok, músico húngaro del siglo XX. Y siguieron con Mars, The Bringer Of War, un tema que no lo hizo propiamente ELP sino Emerson, Lake & Powell a mediados de los '80, cuando la banda intentó volver a formarse, pero Palmer estaba impedido al estar aún bajo contrato con Asia. Este tema proviene de la sinfonía The Planets, del inglés Gustav Holst y no sería esta la única versión basada en esa pieza [King Crimson también la usó].

Luego acometieron la Tocatta y Fuga en Re menor, de Johann Sebastian Bach [sin órgano ni teclado alguno!]. En este punto, entraron con la primera de las piezas largas de la noche: Tarkus. Aquí se explayaron en las diversas partes de la suite, entregando con generosidad la obra in extenso.

Esto dio lugar a un intermedio en el cual los músicos fueron descansando: quedó solo Paul Bielatowicz con su guitarra y realizó un delicado y exquisito solo en base al Claro de Luna de Claude Debussy, que resultó muy aplaudido.


Guitarrista de los buenos, aportó su excelencia al espectáculo

Volvieron Palmer y Fitzpatrick y el trío arrancó con una versión Fortuna Imperatrix Mundo, de la colección de cantos goliardos de los siglos XII y XIII, recopilados como Carmina Burana, musicalizados por Carl Orff, músico alemán del siglo XX.

Tras esto, salió Bielatowicz y Palmer quedó sentado a la batería, pero de espaldas al público, oyendo atentamente el solo de bajo que comenzó Simon Fitzpatrick: Stairway To Heaven, cover de Led Zeppelin. Allí se floreó con la técnica del tapping por doquier, de tal modo que parecían varios instrumentos juntos. También, para rematar el tema, la parte más rítmica del mismo, utilizó el sampler para ir superponiendo varias capas de sonido con loops que fue grabando en el momento y que fueron sedimentando para darle espesor al sonido y contundencia. También variedad, porque algunos sonidos los grabó punteando, otros haciendo tapping y otros usando el slide. También fue ovacionado.


Fitzpatrick y sus seis cuerdas bajas para lo memorable de una noche


A la vuelta de Bielatowicz emprendieron con otra de las piezas largas: Pictures At An Exhibition, sobre la obra de Modest Mussorgsky, una versión que duró más de los 15 minutos habituales para su presentación en escenario. Otro despliegue de energía y de entrega.

Ya sobre el final, la otra pieza larga: Fanfare For The Common Man, cover de la obra de Aaron Copland y otro de los temas paradigmáticos de ELP. Dividieron en dos secciones el tema, para intercalar un vibrante y emocionante solo de batería de Palmer [como no podía ser de otra manera], que jugó con todos y cada uno de los componentes de la batería que no era la misma que le vemos en otras actuaciones. Palmer venia de Buenos Aires y volvía hoy lunes a la capital porteña para dar una clínica. No creo que haya trasladado su batería a Montevideo para gtener que llevarla de vuelta a Buenos Aires. Por lo cual fuimos no pocos los presentes que suponemos que esa batería se le proporcionó acá y que quizás los platillos sí eran los de Palmer [que al fin y al cabo son lo más transportable]. Bien, con una batería que no es la habitual, jugueteó por todos los tambores y por todos los platillos. Fue de gruesos golpes de bombo hasta sutiles campanilleos de platillos. Hizo algunas piruetas con los palillos y buscó variedades sonoras múltiples a paertir de los elementos que tenía para hacer sonar. No nos extraña, pero nos maravilla, aún hoy, su técnica y su toque. Un grande de veras.


Un grande por donde se lo mire: no hay tambor que se le resiste ni baqueta que no domine


Durante ese intermedio, Bielatowicz y Fitzpatrick se retiraron y volvieron para hacer la conclusión de la Fanfare.

Tras las ovaciones del caso, ya que todos sabíamos que era el final, los tres músicos volcieron sobre el escenario para su encore habitual: Nutrocker, una pieza en tono de humorada algo sarcástica, a partir de la Marcha del Acto I del Cascanueces [Nutcracker], ballet del ruso Piotr Illich Tchaikovsky. El tema de la marcha se va convirtiendo cada vez más en un riff de Rock y se va aderezando con fraseos jazzeados y bluseros.

El final tuvo a una audiencia que aplaudió a rabiar, a pesar de que los músicos no salieron otra vez al escenario. De modo que allí concluyó este concierto que es de lo mejor que hemos visto en Montevideo.

Luego, a la salida, tras esperar un rato, presenciamos la salida de los músicos y pudimos saludarlos y darles una despedida cálida. Luego de que la van se llevó músicos y equipos, la explanada de La trastienda se fue despoblando de los 30 o 40 que quedamos allí apostados para ver salir a los músicos.

Volví a mi casa lleno de música y de regocijo por haber sido partícipe del evento y haber presenciado la performance de un grande histórico y de dos jóvenes que van mostrando cómo asoma la grandeza que pueden llegar a tener si poseen la perseverancia de ese joven de 63 años que toca con jóvenes de 30 y les marca el ritmo.

Quiero compartir con los amigos de ABBEY ROAD algunos pequeños videos [sin demasiadas pretenciones] que tomé anoche en La Trastienda.



 Peter Gunn Theme: el comienzo del concierto



Bielatowicz y Debussy concetados por una guitarra



Simon Fitzpatrick y Led Zeppelin en bajo




Palmer en interacción con el público [fragmento de Fanfare] No filmé el solo porque quería verlo en directo. Sabrán disculpar ...

Este post está dedicado a los amigos Julio, Luis y Javier, que están al firme también con estos músicos que cada tanto se dejan caer por la Muy Fiel y Reconquistadora [apodo colonial de Montevideo].

Esperamos haber cumplido con los amigos de ABBEY ROAD.

Nos encontramos pronto 

ABBEY ROAD DICE:



5 / 5 YELLOW SUBMARINES



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