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lunes, 20 de agosto de 2012

WOODSTOCK 43 AÑOS DESPUÉS

Uno de los síntomas culturales más representativos de la contracultura generada en los '60 cumple 43 años y sigue siendo significativo. Todavía decir Woodstock está cargado de sentido y de significado. Aclaro, Woodstock 1969. Las secuelas puede que hayan sido festejos y celebraciones, pero no pudieron revivir el espíritu de aquel entonces. Sencillamente porque los tiempos posibilitan otras respuestas y porque en el decurso de los años que nos separan de aquel acontecimiento, muchas de las preguntas son otras. 



PERO. Esta es una palabra que permite introducir correctivos, salvedades, excepcionalidades y todo aquello que es necesario exceptuar. Pero, decíamos, nada de lo que ocurrió después sería igual sin esos síntomas culturales, Woodstock incluido.

¿Qué cosas es capaz de sintetizar Woodstock como fenómeno cultural - generacional - histórico - artístico?

El histórico mítico festival de los 3 días de música, amor y paz que pobló el verano boreal de 1969, 15, 16 y 17 de agosto, en la localidad de Bethel, cercana a Nueva York y que nucleó a más de 400.000 jóvenes en la Yasgur's Farm para presenciar un casi ininterrumpido concierto de música por una variopinta troupe de músicos y grupos, sirvió para mucho más que eso. Fue una experiencia de convivencia y organización autónoma, donde se cruzaron disímiles estilos de vida (no todos eran hippies) que no dio, por cierto, el resultado de una nueva sociedad, sino la afirmación del perfil de los jóvenes que anunciaron poder hacerse cargo del mundo por vías alternativas a las que les presentaban sus padres, aunque la experiencia en sí no derivara en nada duradero. ¿O sí? Ciertamente la organización de la sociedad tradicional estadounidense no se alteró por ello y sin embargo, mucho tiempo después de que esa contracultura había expirado, muchos efectos de la misma siguieron vigentes.




Las comunas hippies desaparecieron, aun cuando habían sido cientos o miles diseminadas desde Los Angeles y San Francisco hasta Nueva York. Haight-Ashbury se despobló de tiendas, lugares de música, periódicos clandestinos, etc. Fillmore East y Fillmore West se cerraron aún en su apogeo. Ya no hay Merry Pranksters y Timothy Leary no es un nombre muy popular por estos tiempos. Sin embargo, aunque muchas de las formas cayeron, muchas de las esencias quedaron. Porque esa contracultura (más amplia que Woodstock, más que los hippies, más que cada uno de sus componentes) comprendió una multiplicidad de componentes, no rara vez contradictorios, que potenciaron el desarrollo de fenómenos que finalmente escaparon de esos dominios y se conviertieron en cauces independientes del resto o con conexiones variables entre sí.

La legendaria zona de Haight - Ashbury, centro de la contracultura


The Fillmore, escenario de innovaciones. Cuando aparece el Fillmore East, en Nueva York, este pasa a conocerse como Fillmore West.


Fillmore East, la contracultura de costa a costa


Los Merry Pranksters de Ken Kesey, en su ómnibus psicodélico, viajando, ya sea en este vehículo o en los Acid Tests

Timothy Leary, universitario, catedrático, psicólogo, explorador psicotrópico, polémico, epígono de la ingenuidad de entonces respecto a las sustancias y su influencia en el crecimiento personal.

Los movimientos ecologistas y ambientalistas se nutrieron de las tendencias naturalistas de la contracultura joven, reacia al consumismo instituido desde el establishment (aunque no hayan podido evitar otro consumismo alternativo). Fue en el contexto de aquellos años que surgió la iniciativa de celebrar el Día Mundial de la Tierra y de fomentar movimientos testimoniales y activistas en pro de la defensa de la naturaleza, de las especies, de los animales y de la tierra, el agua y el aire.

La militancia feminista tiene también su origen en ese caldo de cultivo. Provenientes de la revolución sexual, la filosofía de Reich sumada a la pastilla anticonceptiva, las mujeres pudieron tomar algo más de control sobre sus acciones, sus destinos y sus cuerpos. Y donde no podían hacerlo efectivamente, pudieron reclamarlo. Y donde no podían reclamar, debieron protestar. No se trataba ya de poder votar (aunque en muchas partes del mundo aún no pudieran hacerlo) o de acceder al mercado laboral o a los ámbitos profesionales. Se trataba de afirmarse como personas en uso de libertad sobre sí mismas.


Cartel feminista desde una Francia también combativa


La lucha por los derechos civiles de las ¿minorías? raciales también se cuece en esa misma olla, con extremos tan radicales como la prédica pacífica pero firme de Martin Luther King hasta las propuestas más combativas de MalcolmX (asesinado años antes que Martin Luther King) o los Black Panthers, seguidores de su pensamiento y el del antropólogo y sociólogo Franz Fanon.

Martin Luther King, líder pacifista de la lucha por los derechos civiles, asesinado en 1968.

Malcolm X, líder por la igualdad racial, asesinado en 1965.

Black Panthers Party, respuesta combativa a la muerte de Malcolm X.

Las influencias orientalistas y extraoccidentales que hacen despuntar lo que luego se llamaría la New Age, con un conjunto de propuestas y prácticas tomadas de oriente - algo que ya venía verificándose desde la década anterior - yoga, feng shui, artes marciales, meditación, gurúes, tai chi, mantras, chamanismo, viajes astrales, conciencia cósmica, y más, mucho más. Son elementos que se instalaron y perduraron más allá de la desaparición de la contracultura.

Marahishi Mahesh Yogi, influyente gurú sobre los jóvenes de la contracultura

El vegetarianismo como símbolo e indicio de vida sana y equilibrada, con una valoración positiva, puesta radicalmente en oposición a la fast food o comida chatarra, debate prolongado al presente, más aún después de la universalización de las cadenas internacionales de comercios que venden esas comidas consideradas perniciosas. Es también uno de los ingredientes que proceden de aquel entonces y han cobrado hoy un cuerpo propio.

Sin duda que también la experimentación con sustancias psicotrópicas proviene de aquel entonces, aunque no exclusivamente, ya que la utilización de ese tipo de sustancias, en occidente se remonta a tiempos bastante anteriores y fuera de occidente a culturas muy antiguas. Pero es indudable que aquella época marcó un momento más que significativo en el tema. El uso de drogas fue visto como una instancia de ampliación de la experiencia sensorial y vital como una potenciación de la creatividad, como una forma de conexión con otras dimensiones no accesibles en la experiencia normal, etc. Los alucinógenos sintéticos (LSD y otros) y también los naturales (como los hongos) estuvieron presentes casi en cada momento y acciones dentro de la contracultura. Y esto generó uno de los puntos de mayor rispidez con el establishment, quizás no tanto por la lucha contra las drogas en sí, sino como aquel aspecto de la contracultura más fácilmente punible. Porque hubo muchos casos en los que, a falta de sustancias que pudieran usarse como pruebas en las redadas que muchas veces se hacían, esas pruebas se "plantaban" para poder encerrar a esos jóvenes que decían que estaban haciendo una revolución. Sin duda que fue también el punto más débil, porque en lugar de la liberación que creían alcanza, cada vez más se fue conviertiendo en una trampa de la que resultaba muy difícil salir. La historia posterior de las drogas y del desarrollo de un negocio que se basa en la posición de debilidad del consumidor, no solamente se cobraron muchas vidas, muchas anónimas y otras muy célebres, sino que mostraron la cara más sombría de la contracultura y, sin duda, el fin de la inocencia.

Los Merry Pranksters promocionando la Graduación en Acid Test

En un Acid Test

Cartel promocional

Y decíamos que esos jóvenes pretendían estar haciendo una revolución. En realidad protagonizaron muchas rebeliones pero es muy posible que tuvieran conceptos muy diversos de La Revolución. La palabra era repetida a lo largo y ancho del planeta pero seguramente tenía alcances y significados diferentes, a excepción de considerar algo que sí fue general y común a todos: no aceptar el mundo que les venía dado y legado de sus padres. El estallido del año 1968, la revuelta estudiantil desperdigada por todas las latitudes del planeta tuvo múltiples variantes y objetivos pero también elementos comunes. Seguramente la Sorbona y Berkeley resultan nombres muy familiares a este respecto, pero allí debieran agregarse también muchas ciudades del resto de Europa y los Estados Unidos y muchas de América Latina, Montevideo incluida.



La revuelta estudiantil en la calle


Soyez réalistes, demmandez l'impossible

Todas estas cosas - y varias más - están en el trasfondo de Woodstock. La palabra que quizás se escucha más - más aún que amor o paz - es libertad. Con esa palabra arranca el festival, con un emocionalmente arrollador Richie Havens. No falta la protesta contra la guerra - en general, sí, pero en 1969 "la" guerra era Vietnam - con Country Joe & The Fish y su tema combativo I Feel Like I'm Fixing To Die Rag, con el estribillo que decía One, Two, Three, What Are We Fighting For?, toda una consigna de la protesta. En los intermedios había grupos haciendo ejercicios de meditación, de respiración, de yoga, etc. Las tendencias naturistas también se manifestaron: nudismo, amor libre, baños al sol en el arroyo, diálogo y espíritu lúdico con la lluvia y el barro, etc.


Amor libre
Aire libre

Singing and dancing in the rain (and in the mud)

También están las drogas y todas las instrucciones para las precauciones con las mismas. Y en ese micro mundo que duró tres días se entrecruzaron las no siempre concordantes líneas de la contracultura. Quizás el mejor símbolo de ello sean las distorisonantes notas que emergen arrancadas de la guitarra de Jimi Hendrix cundo toca The Star Spangled Banner, el himno de Estados Unidos, señalando que hay más Estados Unidos que la versión oficial.


RICHIE HAVENS - FREEDOM



COUNTRY JOE & THE FISH - I FEEL LIKE I'M FIXING TO DIE RAG



JIMI HENDRIX - THE STAR SPANGLED BANNER





Es interesante también que Woodstock inspiró movidas semejantes: el Bath Festival, Glastonbury, Isle Of Wight, etc.


Led Zeppelin en Bath Festival 1970


El espíritu se retoma en Glastonbury


El Woodstock inglés, según muchos. Isle Of Wight.

En relación a lo que decíamos más arriba, acerca de las persistencias que dejó esa contracultura desaparecida, digamos también que hay aspectos que hoy, 43 años después, ya no significan lo mismo. No por el obvio paso del tiempo, sino por la aparición de fenómenos imprevisibles en 1969. Baste prestar atención a cómo y cuánto ha cambiado la consideración acerca de las drogas y del amor libre en los tiempos del SIDA.

No es mala idea echar una mirada a aquella época a través del cine. Me permito sugerir que, además de volver a ver la película original de Woodstock - y quizás alguno de los agregados que posteriormente aparecieron - es buena cosa repasar el film de Robert Zemeckis Forrest Gump (1994), así como la película de Julie Taymor Across The Universe (2007).

Como documentos propios de esos '60, puede ser Easy Rider, de Dennis Hopper, road movie de 1969, o Zabriskie Point, de Michelangelo Antonioni (1970).

Quién sabe, un aire fresco puede venir a renovar el aire denso que hoy por hoy se respira en un mundo más desencantado, menos ingenuo, más crudo y, a pesar de toda la tecnología que deslumbra, más primitivo.

Nos reencontramos pronto

 

1 comentario:

  1. Excelente post, felicitaciones, un dejo de nostalgia me asalta con el resultado de tan "inocente" movimiento. Los quizás inundan mi cabeza; quizás si hubiese sobrevivido algo, solo algo de esa inocencia hasta nuestros días, quizás tendríamos un mundo mas humano, quizás mas solidario.....mmmmm, no se, por lo pronto solo me queda imaginarme lo que hubiese sido.

    Saludos...¡¡¡

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