Los paratextos, noción que Genette pone de sumo relieve, son todos aquellos elementos que están fuera del texto mismo pero que hacen a él de modo sustancial. En una obra literaria son los títulos, subtítulos, advertencias, notas, ilustraciones, etc., que dan al texto un entorno y hasta un comentario. En el caso de la música – grabada en estudio, grabada en estudios con público, en escenarios (en vivo) o la directamente presenciada en conciertos, o la vista a través de registros videográficos – hay además otros aspectos paratextuales.
Si consideramos el soporte usual de su difusión, el objeto – disco, los paratextos van desde el nombre de la banda, el logo identificatorio (en su doble aspecto de texto y diseño), el título del álbum, los de sus temas, los textos informativos (de autoría, de duración de cada tema, de intérpretes invitados, etc.), los textos de los propios músicos, los agradecimientos, la historia de la creación del disco, de su motivación, etc., los textos tomados en préstamo de obras literarias, las fotografías, los librillos interiores o adjuntos y la transcripción de las letras de los temas, además de los copyrights de música y letra, el sello discográfico, y los diseños y arte de la etiqueta y de toda la carátula. Si consideramos las actuaciones en vivo o in concert, aparecen otros tantos paratextos más: entradas, programas, música de apertura y de cierre, escenografía, iluminación, puesta en escena, efectos especiales. A ello agreguemos los registros videográficos que tanto abarcan conciertos filmados, video clips o películas argumentales, documentales, biográficas, etc. En estos registros en vivo se incluye el sonido y la imagen del público, sus reacciones, la recepción que otorgan a la obra. Se pueden apreciar – y esto aporta nueva información y diferente forma de percibir la obra – el modo de expresión, el modo de ejecución de los instrumentos, el juego escénico, etc. Hay un matiz más, en relación a si esa toma en directo es oficial – mejorada en su calidad sonora en una etapa de posproducción – o si es no oficial o pirata (los bootlegs), en las cuales la calidad de sonido es inferior pero aporta más datos sobre la recepción de la obra por el público. Todo esto comenta, de un modo u otro al texto principal, la obra musical o lírico – musical, a la vez que pueden, algunos de esos paratextos, convertirse en nuevos textos en sí mismos.
Nos interesa aquí señalar algunos paratextos que implican referencia o alusión a fuentes literarias o musicales.
En primer lugar, los propios nombres de algunas bandas: Pendragon (inglesa), Taliesyn (alemana) o Galahad (inglesa), se refieren a la tradición artúrica y sus textos. La literatura fantástica, de anticipación o ciencia ficción también provee nombres. Así, la banda alemana Eloy debe su nombre a los Eloi, raza que aparece en The Time Machine, de Herbert George Wells, 1895. Marillion, banda inglesa, tiene como nombre un aféresis de Silmarillion, título de una de las obras de J.R.R. Tolkien, 1954. La banda francesa Yog – Sothoth toma su nombre del personaje mítico de la obra de Howard Phillip Lovecraft. La banda inglesa The Soft Machine debe su nombre a la novela homónima de William Seward Burroughs, 1961. Una interesante variante se da cuando Robert Wyatt se separa de The Soft Machine y forma otra banda con el nombre Matching Mole, que es una homofonía de la traducción francesa de Soft Machine, machine molle, con lo cual alude nuevamente a la novela de Burroughs y a la banda originaria. Otros ejemplos de nombres de bandas con alusiones precisas a lo literario, musical o cultural en general, son: Bram Stoker (ingleses), Avalon (alemanes), Ivanhoe (alemanes), Ulysses (holandeses), Finnegan’s Wake (belgas), Gargantúa (polacos), Maldoror (franceses), Shylock (franceses), J’Accuse ...! (italianos), Dunwich (italianos), Edgar Allan Poe (italianos), Odissea (italianos), Bauhaus (italianos), Brave New World (alemanes), Faust (alemanes), Nosferatu (alemanes), Peter Pan (polacos), Rivendel (españoles), entre muchos otros.
Los títulos de los ábumes y los temas también aportan ejemplos de paratextos que conectan con otras obras. Algunos ejemplos serían:
- Tales From The Middle Earth, de Rick Wakeman, 1996, remite a la obra The Lord Of The Rings, de J.R.R. Tolkien, 1954.
- The Fountain Of Salmacis, tema de Genesis, 1972, conduce a Las Metamorfosis de Ovidio, 8 a. C., y al mito de Salmacis y Hermafrodita y el lago en el cual se fusionan ambos.
- Sysyphus, de Pink Floyd, 1969, que alude a la mitología griega, en particular al mito de Sísifo, ya presente en la Odisea, de Homero o en relatos como los de Pausanias.
- The Miller’s Tale, de Camel, 2002, se basa en The miller’s prologue and tale, de Geoffrey Chaucer en The Canterbury Tales, 1478
- Unquiet slumbers for the sleepers y ...in that quiet earth, temas intrumentales de Genesis, 1977, transcriben las palabras finales de Wuthering Heights, de Emily Jane Brontë, 1847
- The Lamia, también de Genesis, 1974, aludiendo al poema Lamia de John Keats, 1820
- The Sheltering Sky, tema de King Crimson que se inspira y alude a la novela existencialista del mismo nombre, de Paul Bowles, 1949.
- This night wounds time, palabras en la contratapa del álbum Starless And Bible Black, de King Crimson, 1974. Estas palabras están tomadas de la peculiar obra plástico – literaria A Humument, de Tom Phillips, 1966, realizada sobre las 370 páginas del libro A human document, de William Mallock, 1892, cubriéndolas con pintura y dibujos que dejan ver palabras enteras o partes de ellas, formando una suerte de poema. [Véase http://www.rosacordis.com/humument/intro.html] [Véase también http://en.wikipedia.org/wiki/Starless_and_Bible_Black]
Página de A Humument, de Tom Phillips de la cual está extraída la frase
Starless And Bible Black, de King Crimson, donde aparece la frase de la obra de Phillips, basada en el libro de Mallock. Tapa y contratapa están diseñadas por el propio Phillips.
- Starless And Bible Black, álbum de King Crimson y del tema incluido en Red, ambos de 1974, que surge de una línea de la poesía Under Milk Wood, de Dylan Thomas, 1954.
- Neurotica, tema de King Crimson, 1982, alusivo a la revista literaria homónima, de los años ’50, donde publicaron escritores de la generación beat. El álbum en que está el tema se llama, precisamente, Beat.
- Satori In Tangier, de King Crimson, cuyo título alude doblemente al libro existencialista de Paul Bowles, The Sheltering Sky, 1949, ambientado en Tánger y a Satori In Paris, de Jack Kerouac, 1966, prominente autor de la generación beat. La palabra satori proviene del vocabulario del zen y significa iluminación. También se halla incluido en el álbum Beat.
- Del mismo álbum son Heartbeat, que alude al libro homónimo de Caroline Casady, 1976, en que relata memorias de su época junto a Jack Kerouac y Neal Casady, y The Howler, que remite a Howl and other poems, de Alan Grinsberg, 1956, otro prominente integrante de la generación beat.
Hay títulos que aluden a obras musicales aunque no reproduzcan su partitura.
- Con el título Hall Of The Mountain King hay dos temas, uno de The Who, 1968 y otro de Rainbow, 1995, ambos alusivos a la Suite Peer Gynt, de Edvard Grieg, 1875.
- 2112, de Rush, 1976, alusivo a la Obertura 1812, de Piotr Illich Tchaikovsky, 1880.
- Epitah (Mars The Bringer Of War), de King Crimson, 1969, referente al movimiento Marte, portador de la guerra, de la Suite Los Planetas, de Gustav Holst, 1914 – 1918. Al mismo movimiento se refiere el tema Mars, de Emerson, Lake & Powell, 1986.
- A la misma obra de Holst, pero a su movimiento Júpiter, portador de la alegría, se remite el tema Joybringer, de la banda Manfred Mann’s Earthband, 1973.
- Los temas Abaddon’s Bolero, de Emerson, Lake & Palmer, 1972 y Bolero: The Peacock’s Tale, de King Crimson, 1970, se remiten a Bolero, de Maurice Ravel, 1928. En ambos casos se respeta la estructura general de un tema musical recurrente en crescendo, pero las líneas melódicas son completamente diferentes.
[Estos son fragmentos de artículos publicados en la Revista Relaciones en el año 2008, bajo el título Palimpsesto Rock] Se agradece citar la fuente
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