Ayer nos despertamos sintiendo que el mundo es un lugar menos alegre, al enterarnos de que Daniel Rabinovich había fallecido. Desde hace casi tres años venía padeciendo una dolencia cardíaca que finalmente se salió con la suya. Fue a fines de 2012, cuando estaban presentando el espectáculo Chist! en Montevideo que sufrió un preinfarto que lo tuvo internado por un tiempo en nuestra capital. En esa oportunidad lo vimos en la última función que hizo antes de manifestarse la dolencia. Nadie hubiera supuesto que algo podía pasarle, a juzgar cómo había estado en el escenario. Genial, como siempre. Lo vimos nuevamente a fines del año pasado en Viejos Hazmerreíres. En esa oportunidad, sobre el número final del espectáculo, participó su suplente. Estas fueron las últimas dos de unas cuantas veces más que tuvimos la fortuna de presenciar espectáculos de Les Luthiers.
Pero nuestra relación con el grupo viene de lejos. No los conocemos personalmente, pero hay algo en lo que hacen que provoca que se los sienta cercanos y conocidos. Los descubrí temprano en los '70 a través de la radio y luego, por medio de los LP. Ya entonces comenzamos a verlos en el teatro, cuando el bolsillo permitía pagar la entrada. [Nunca tuve la sensación de haber malgastado la plata en la entrada. Al contrario, por caro que fuera, lo que me llevé conmigo de esos espectáculos, hizo que el dinero pasara a un lugar muy relegado].
Durante la mañana tuve una sensación muy desolada, una sensación de abandono. Recordando, muy pocas veces la muerte de alguien conocido pero no allegado personalmente me provocó esa sensación. Solamente dos veces antes tuve esa orfandad angustiosa. Fue cuando murieron John Lennon y George Harrison. Es esa sensación de que algo muy importante le falta al mundo. La sensación provocada por la ida de Rabinovich fue así. Sin él, Les Luthiers seguirán siendo grandes, sin duda, pero no iguales y sin Les Luthiers el mundo también sería distinto.
Analizando por qué me pasa eso justamente en estos casos se me aclaró el horizonte. Uno siente como que le roban una parte de vida, la que uno más atesora. No hay un solo recuerdo vinculado con Rabinovich [con Les Luthiers, con Lennon y Harrison] que no sea bueno. Todo lo que nuestra memoria vincula con cualquiera de ellos es gratificante, es de esas cosas que uno queda agradecido de haber podido vivir y que se alegra de no habérselo perdido. Y esto va más allá del aspecto artístico. Tiene que ver con la verdadera función del arte, que implica transformar a las personas. El arte de Les Luthiers no es diversión momentánea, perdura y se incorpora a la vida cotidiana de la gente. Solemos encontrarnos citando frases de sus obras, aplicadas a situaciones de la vida y mayormente son entendidas por personas de muy distintas generaciones.
Aquí va un recuerdo de momentos vinculados a Daniel Rabinovich, de los variados personajes que representó, más allá de su actuación musical tantas veces con el Bass Pipe en ristre.
Su participación en conjuntos musicales que intervienen en los números, como Los Brillantes [Dilema de amor o cumbia epistemológica, Entreteniciencia familiar], Los Honguitos [Canción para moverse y La gallinita dijo Eureka, como cantante al que el niño interrumpe reiteradamente. De ahí queda la frase: Dejame vivir ...], Los 4 del Norte [Aria Agraria o tarareo conceptual (!)], Las Voces Unidas [El valor de la unidad], Collegium Armonicum [Entreteniciencia familiar, el conjunto de cámara que desespera al conductor porque no terminan y comenta: y siguen siguiendo!], Los niños cantores del Tirol [La Tanda, Véalos... antes de que crezcan!] o el Coro de los barqueros del Vólgota [Oy Gadóñaya], son todos muy recordables.
También personajes de todo tipo: El guitarrista sin barba [Amor a primera vista], El Rey Wilferico 'El Imbécil' de Gulevandia y Malotipo, secuaz del Primer Ministro de Gulevandia [Cardozo en Gulevandia], Daniel, jefe de los hebreos [Daniel y el Señor], Espolón de Aquitania, hijo de Botellón de Borgoña [El cruzado, el arcángel y la harpía], El barón Nikita [El zar y un puñado de aristócratas ...], El comandante García, piloto de avión [Fly Airways], Manuel Darío, cantante popular [Fronteras de la ciencia y Manuel Darío], Neneco, cantante que interpreta El Teléfono del Amor, de Huesito Williams [Homenaje a Huesito Williams], el Maduro enamorado que persigue a su amada por la selva [Juana Isabel], Daniel 'El seductor', que intenta enamorar a Juana María del Sagrado Corazón, hija de Escipión [La hija de Escipión], el presentador de TV [La Hora de la Nostalgia], El Rey Pólipo 'El Maligno' [Las bodas del Rey Pólipo], el Sheriff Howard Benson que 'atrapó' a Rick 'El Forajido' [Lo que el Sheriff se contó], el marido engañado por Esther y no quiere perdornarla [Perdónala], el baterista de la orquesta [Quién mató a Tom McCoffee], Frank el coreógrafo [Selección de bailarines], Bernardo, el mariachi que le canta a su chaparrita María Lucrecia [Serenata Mariachi], el Jeque Nomemohes Chico que está a punto de casarse con sus 20 prometidas [Serenata medio oriental], el empresario artístico [Sinfonía interrumpida], el malvado hechicero [Valdemar y el hechicero] y el sustituto de la cantante titular [Ya no te amo, Raúl]
Intervenciones desopilantes [al margen de los disparatados trabalenguas cuando toma un texto y altera su puntuación y confunde la lectura (se destetó toda Teté!)] más allá de algún personaje en particular:
El bobo de la tribu [Cartas de Color], Helmut Bösengeist, autor de la poesía El Poeta y el Eco, escondido en las montañas [da lugar a otro trabalenguas, con Viene de Viena, a la viña baña, baña boinas ..., también el memorable Helmutito con que intenta convencerlo Mundstock y el inolvidable llanto por su perro pastor, en El poeta y el eco], el pecador que toca la batería para un predicador y que cuando éste clama contra andar fornicando a tontas y a locas, dice 'Esas son las más fáciles!' y que cuando se enumeran los nombres del demonio, Luzbel, Lucifer, Satanás ... pregunta 'Bochini no juega?' [El Sendero de Warren Sánchez], Abelardo, que pretende recuperar a su amada Felisa [Encuentro en el restaurante], el que comenta la presentación de una película muda y confunde la expresión 'avant garde' con Ava Gardner, dando lugar a una desopilante clase francés que termina con un abrupto 'Ava Gardner, qué hembra!' [Kathy, la reina del Saloon], el pirata Francisco El estampado, con su cuerpo tatuado hasta las axilas y con el mapa de Europa en su vientre, que lo lleva a advertir 'Y no les muestro la Italia..., porque quedaría feo' [Las Majas del Bergantín], el payador improvisado que es desafiado por uno más experimentado, que contesta partiendo de la frase 'No me asusta el acertijo' y que provoca a su adversario 'sí, calentito quedaste' [Payada de la vaca] y el esclavo que canta su cantar en las islas del caribe recibiendo a Don Rodrigo y 'su negra', canto que es un galimatías desopilante que arranca enormes risas cuando espeta 'Achicoria!' [Cantata de Don Rodrigo]
Pero no debemos olvidar, y por eso lo dejamos para destacarlo al final, a ese personaje que aparece en variados espectáculos y episodios, Ramírez, el presentador de radio y TV, que hace una dupla imbatible con el personaje de Mundstock, Murena. Aparece en notables momentos de Les Luthiers. Su discurso sobre el merengue como postre, superpuesto al de Murena sobre el merengue como danza es lo más desopilante con la confusión entre la musa de la danza Terpsícore y una mujer común a la que Ramírez llama Esther Píscore. Este episodio antecede dos números en dos espectáculos diferentes: El negro quiere bailar y Juana Isabel.
Ramírez también aparece como integrante de la Comisión que tiene el encargo de modificar el himno nacional [La Comisión]. Está presente también tras los micrófonos del programa de radio que va hilando todo un espectáculo [Radio Tertulia]. Asimismo es presentador de Premios para radio y televisión [Los premios Mastropiero] y como analizado por Murena debido a sus grandes preocupaciones y tener que escribir un libro sobre Mastropiero [del cual sabrá luego que es hijo no reconocido] [Lutherapia].
Con todos esos momentos regalados a todos, es imposible no sentir la cercanía de su persona y es inevitable sentirse apesadumbrado. El propio Rabinovich declaró que él no escribía los libretos, sin embargo, sus líneas, lo que decían y cómo las decía, le calzaban como si las hubiera pensado él mismo. Aportaba su presencia escénica, su increíble comunicación con el público y el detalle que hacía la diferencia.
Les Luthiers seguirán dándonos lo mejor de sí, como siempre han hecho. Pero tanto ellos como nosotros sentiremos una ausencia presente que ojalá ilumine a todos y permita una vez más que algo mágico ocurra entre el escenario y la platea.
Nos encontramos pronto.
'Una vieja leyenda hebrea' leído como 'una vieja leyendo ebria' |
El bobo de la tribu [Cartas de Color], Helmut Bösengeist, autor de la poesía El Poeta y el Eco, escondido en las montañas [da lugar a otro trabalenguas, con Viene de Viena, a la viña baña, baña boinas ..., también el memorable Helmutito con que intenta convencerlo Mundstock y el inolvidable llanto por su perro pastor, en El poeta y el eco], el pecador que toca la batería para un predicador y que cuando éste clama contra andar fornicando a tontas y a locas, dice 'Esas son las más fáciles!' y que cuando se enumeran los nombres del demonio, Luzbel, Lucifer, Satanás ... pregunta 'Bochini no juega?' [El Sendero de Warren Sánchez], Abelardo, que pretende recuperar a su amada Felisa [Encuentro en el restaurante], el que comenta la presentación de una película muda y confunde la expresión 'avant garde' con Ava Gardner, dando lugar a una desopilante clase francés que termina con un abrupto 'Ava Gardner, qué hembra!' [Kathy, la reina del Saloon], el pirata Francisco El estampado, con su cuerpo tatuado hasta las axilas y con el mapa de Europa en su vientre, que lo lleva a advertir 'Y no les muestro la Italia..., porque quedaría feo' [Las Majas del Bergantín], el payador improvisado que es desafiado por uno más experimentado, que contesta partiendo de la frase 'No me asusta el acertijo' y que provoca a su adversario 'sí, calentito quedaste' [Payada de la vaca] y el esclavo que canta su cantar en las islas del caribe recibiendo a Don Rodrigo y 'su negra', canto que es un galimatías desopilante que arranca enormes risas cuando espeta 'Achicoria!' [Cantata de Don Rodrigo]
No me asusta el acertijo |
De esclavos oigo un cantar que a negro destino suena. Achicoria! |
Pero no debemos olvidar, y por eso lo dejamos para destacarlo al final, a ese personaje que aparece en variados espectáculos y episodios, Ramírez, el presentador de radio y TV, que hace una dupla imbatible con el personaje de Mundstock, Murena. Aparece en notables momentos de Les Luthiers. Su discurso sobre el merengue como postre, superpuesto al de Murena sobre el merengue como danza es lo más desopilante con la confusión entre la musa de la danza Terpsícore y una mujer común a la que Ramírez llama Esther Píscore. Este episodio antecede dos números en dos espectáculos diferentes: El negro quiere bailar y Juana Isabel.
La musa de la danza es Terpsícore ¿Quién? ¿Esther Píscore? |
Ramírez también aparece como integrante de la Comisión que tiene el encargo de modificar el himno nacional [La Comisión]. Está presente también tras los micrófonos del programa de radio que va hilando todo un espectáculo [Radio Tertulia]. Asimismo es presentador de Premios para radio y televisión [Los premios Mastropiero] y como analizado por Murena debido a sus grandes preocupaciones y tener que escribir un libro sobre Mastropiero [del cual sabrá luego que es hijo no reconocido] [Lutherapia].
Ramírez analizado por Murena en una terapia cara, cara, muy cara, no cara a cara. |
Ramírez y Murena con el Maestro Mangiacaprini cantando las modificaciones del Himno Nacional o himnovaciones. |
Con todos esos momentos regalados a todos, es imposible no sentir la cercanía de su persona y es inevitable sentirse apesadumbrado. El propio Rabinovich declaró que él no escribía los libretos, sin embargo, sus líneas, lo que decían y cómo las decía, le calzaban como si las hubiera pensado él mismo. Aportaba su presencia escénica, su increíble comunicación con el público y el detalle que hacía la diferencia.
Les Luthiers seguirán dándonos lo mejor de sí, como siempre han hecho. Pero tanto ellos como nosotros sentiremos una ausencia presente que ojalá ilumine a todos y permita una vez más que algo mágico ocurra entre el escenario y la platea.
Nos encontramos pronto.
Saludos desde Venezuela, tuve la fortuna de verlos en la gira de Chist! casualmente al ir de visita a Argentina nunca soñe verlos en vivo y fue espectacular... Grande, Daniel Rabinovich!
ResponderBorrarMuy buena entrada.
ResponderBorrarAyer fui a ver a Dolina (su programa de radio en vivo) y al iniciar su programa le dedicó unas palabras hermosas para Daniel.
Va a ser por siempre irreemplazable.
Así que a ver los videos una y otra y otra vez...
Saludos!
Tal cual. Creí que solo yo me sentía como cuando murieron John y George. Es como ir cerrando capítulos de la propia vida. Se lo extraña mucho a Daniel
ResponderBorrarTal cual. Creí que solo yo me sentía como cuando murieron John y George. Es como ir cerrando capítulos de la propia vida. Se lo extraña mucho a Daniel
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